6.4.12

¡NO ME MUEVE, MI DIOS, PARA QUERERTE !

NO ME MUEVE, MI DIOS, PARA QUERERTE

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

Sta Teresa de Jesús

«Eli Eli lama sabachthani»


DALÍ: Cristo de San Juan de la Cruz

DENTRO DE TU GRITO

Dentro de tu grito en la Cruz
caben todos nuestros gritos,
desde el primer llanto del niño
hasta el último quejido del moribundo.

Desde tu grito lanzado al cielo
encomiendan su vida en las manos del Padre
todos los que se sienten abandonados
en un misterio incomprensible

En este grito tuyo último
dolor de hombre y dolor de Dios,
inclinamos agotados la cabeza
y te entregamos el espíritu
cuando llegamos a nuestros límites
donde se extinguen los esfuerzos y los días
y donde empezamos a resucitar contigo.

Benjamín González Buelta S.J.

«¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?» Jn 18,17

KODER
CLAVADME CON VOS

¡Cuántas veces, Señor, me habéis llamado,
y cuántas con vergüenza he respondido,
desnudo como Adán, aunque vestido,
de las hojas del árbol del pecado!
Seguí mil veces vuestro pie sagrado,
fácil de asir en una cruz asido,
y atrás volví otras tantas atrevido
al mismo precio en que me habéis comprado.
Besos de paz os di para ofenderos;
pero si fugitivo de su dueño
hierran, cuando los hallan, los esclavos,
hoy que vuelvo con lágrimas a veros,
clavadme Vos a Vos en vuestro leño
y tendréisme seguro con tres clavos.

Félix Lope de Vega y Carpi.